Aquellas mágicas pequeñas cosas.
Mientras escribo esta entrada estoy pensado en muchos pequeños detalles que son los que me llevaron a escribirla.
Por ejemplo estoy pensando en los maravillosos aretes que me hizo una amiga. La última noche que estuvimos en Nicaragua mis amigos estaban birreando, entonces ella agarró las tapitas de las botellas y las guardó, la semana siguiente nos hizo aretes, y me encantan, son demasiado bonitos, simples y bellos, los veo y me traen recuerdos del viaje, estaba demasiado feliz cuando ella me los dio, tienen mucho valor!
También estoy pensando en una mañana cuando estaba desayunando en la universidad, me estaba comiendo un huevo picado y una tostada, me acordé que antes hacía eso mucho más frecuentemente cuando estaba estudiando y que me gustaba muchísimo. Me sentí feliz con mi huevo y mi pan, me sentí feliz porque saqué tiempo para estar ahí otra vez y lo disfruté muchíiiiiiiiiiiisimo…
Esta entrada es sobre lo maravilloso que es disfrutar esas mágicas pequeñas cosas que nos hacen muy felices y lo que me hace aún más feliz es que soy capaz de disfrutas esas pequeñas pero geniales cosas.
Estoy feliz porque estoy demasiado feliz con mis aretes de chapitas de cerveza, como si estuvieran hechos de oro, aún más feliz, de todas maneras no me gusta mucho el oro. Estoy feliz porque disfruté mi pedazo de pan y mis huevos tanto como disfruto un rollo de shushi (y creanme que disfruto muuuuuuuuuuucho el shushi) y sobre todo porque todavía soy capaz de ser feliz con detalles como esos.
No tengo ganas de que se enojen, ni que crean que soy egocentrica hablando de lo feliz que soy o que tan tonto puede ser esta entrada sobre aretes y huevos.
Solo quisiera compartir este sentimiento, esta cosa que nos permite disfrutar cosas que pasan todos los días y que nos hacen sentir bien, pensar bien, que nos hacen sentir apreciados, sentir que podemos querer, que tenemos mucho que compartir y que recibimos mucho todos los días.
Me gustaría que la gente piense en cual pequeña cosa puede hacerlos felices y que lo hagan, como ir al cine (no importa si van solos), como ver tele, como Internetear solo por gusto, soreirle a alguien que no conozcan, hacer muecas en el espejo, cantar alguna canción que le guste, hacer un baile divertido, No sé! Lo que le guste.
Porque generalmente cuando crecemos nos olvidamos de las cosas que nos gustan. Necesitamos una casa, un carro, ropa nueva, necesitamos ceros en nuestra cuenta, tenemos que estudiar más y más y de repente ya no tenemos tiempo para hacer lo que nos gusta. No tenemos tiempo para disfrutar porque siempre estamos pensando en un millón de cosas que tenemos que hacer, para llegar adonde?
Muchas veces al final nos encontramos con que solo estábamos buscando fantasmas, a veces hasta olvidamos que era lo que queríamos tan desesperadamente, por qué era que no nos deteníamos en todo el día, por qué trabajábamos 60 horas a la semana?
Yo no estoy diciendo que no se puede ser feliz persiguiendo un gran sueño, como una casa, una carrera, un carro, una empresa, cualquier proyecto enorme que uno tenga, nada más digo que no sólo la meta debe ser satisfactoria, porque para que realmente valga la pena deberíamos disfrutar todo el camino hasta ella.
Supongo que nada más estoy compartiendo como fue que entendí que no debería volverme loca, estresarme, ponerme triste, o deprimirme por las cosas que no tengo, sino que debía disfrutar todas las cosas maravillosas que sí tengo. Quiero compartirlo porque me da miedo que un día se me olvide y suplico que si un día eso pasa… por favor recuerdenme esas mágicas pequeñas cosas.