
A los hijos los educa... la vida.
He dudado tanto sobre dar mi opinión sobre los acontecimientos alrededor de las guías sexuales del MEP. Pero una de las razones por las que me cuesta tanto dar mi opinión, es que a pesar de ser una mujer de 30+ ( yeah baby #lostreintarockean) hablar de sexo me incómoda de una forma que no puede ser sana… y bueno eso tiene que cambiar así que ahí va.
Los que dicen “¡A mis hijos los educo yo!” tienen toda la razón, y eso les debería quitar el peso de encima de preocuparse qué o qué no les enseñan en la escuela. Si están preocupados por lo que sus hijos están aprendiendo la manera de asegurarse que aprendan “lo que deberían” es (redoble de tambores) hablar con ellos 1
Si les preocupa particularmente qué saben sobre sexo. Hágales la simple pregunta: ¿Qué sabés de sexo? ¿Qué sabés sobre sexualidad humana? ¿Sabés de dónde vienen los bebés? ¿Podés describir la función de las partes de tu cuerpo? [inserte aquí versión de la pregunta que le funcione para sus descendientes a la edad que tengan]
Si su descendiente sabe menos de lo que usted quisiera, dígale exactamente lo que usted quisiera que supiera, cosas mínimas como: que son conductas inadecuadas, que no reciba regalos de extraños, que sepa que siempre puede hablar con usted sobre el tema, se me ocurre que son cosas deberían saber tan pronto como sea posible.
Si sabe lo que usted esperaba aconséjelo dentro del marco común que tienen, de nuevo nunca está de más reforzar la idea de que su hogar es un lugar seguro y que siempre puede hablar con usted.
Si su hijo sabe más de lo que usted quisiera, abra un diálogo y sano debate con su hijo, aconséjelo al nivel que se encuentre su hijo, aclárele dudas, escúchelo, sin juzgar.
Si conoce conceptos equivocados, o tiene una posición diferente a la suya, es una oportunidad para enseñarle los artículos científicos que respaldan su conocimiento. Explicarle de donde vienen sus creencias, porqué a usted le gustaría que las compartieran.
Enséñele riesgos, hechos, ejemplos, estatísticas. Siempre al nivel de comprensión que tenga su hija y como mencioné antes en sano debate, con los oídos abiertos a la vivencia personal de sus descendientes y sin juzgar. Y repita tan frecuentemente como sea necesario.
Y por supuesto las charlas no tienen que ser sobre sexo (es sólo el tema candente del momento), un ejercicio así enseña mucho más que conocimiento sobre sexo y se puede usar en muchos más contextos.
Está cimentando los lazos que tiene con su hijo, le está enseñando que puede confiar en usted. Un ejercicio así le va a enseñar a su hijo como presentar sus puntos de vista: con investigación, con lectura, con datos y estadísticas. Le va a enseñar a no tener miedo de hablar, a compartir de su vida, de sus sentimientos, a tener “conversaciones incómodas”, a tener conversaciones significativas.
Además el ejercicio es muy versátil. Usted también de una manera abierta podría luego discutir sus preocupaciones con otros padres de familia y con los maestros de sus descendientes. Con los oídos y la mente abierta.
Porque a mí también me gustaría creer que mis hijos sólo aprenden lo que le dicen en la escuela los maestros y lo que les enseñe yo. ( a mí también me gustaría que aprendan a cuestionar, pero bueno eso es otra historia). La verdad es que conocimiento e ideas que yo no comparto les van a llegar a los oídos. Y especialmente cuando se trata de sexo. No sé me ocurre de que crece uno más bombardeado. Y bueno eso no creo que lo logremos cambiar todavía.
Fácilmente termina uno con media información muuuuuy peligrosa: alguna escena de una peli o de algo en tele por ahí, una notica a medio oír, el vecino/ compañero de la escuela “sabelo todo” que cuenta cuentos para impresionar a todos… y eso que yo no crecí con el amor en los tiempos de Facebook. (Ni porno a un click).
Hace unos días leí un comentario que se refería a lo que dicen las guías del sexo oral. Y decía algo así como “que horror como le robamos la inocencia a nuestros hijos” y sí no me gustaría robarle la inocencia a nadie, pero definitivamente prefiero ser yo; que alguna de las historias que les puedo contar de como la perdí yo 2.
No fue en la escuela ni con mis compañeritos. Me acuerdo que había un tipo que llamaba a mi casa y preguntaba por mi papá o mi mamá ( con nombres) cuando se daba cuenta que no eran ellos los que estaban al teléfono ( y en los segundos que me tomaba reponerme al shock y colgar) procedía a describir lo que me quería hacer… que para ponerlo lo más delicadamente que pueda era mucho más gráfico que nada que digan las guías.
Así que de ahí mi humilde sugerencia 3, hable con sus hijos, enseñele sus creencias de manera que se sientan seguros, de manera que sea usted el que aclare dudas, que aprendan a identificar noticas falsas, verificar fuentes, de manera que no tengan que buscar si el agua de pipa es abortiva o si una espinilla en las partes nobles es un ETS, qué sé yo qué Googoolean los jóvenes ahora.
Footnotes
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Sí, yo no tengo hijos y esa es una razón por la cual me cuesta opinar. Pero soy hija. Y me acuerdo de algunas de las cosas que pasaron alrededor del tema. Además de que he interáctuado con niños y adolescentes muy cercanos. ↩
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Sí, al final de cuentas mi opinión está respaldada con una vivencia personal y puede que para muchas otras personas haya sido diferente. Pero si hablando salvo a alguien de pasar por las mismas y peores vale la pena hablar. ↩
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Es una opinión y bueno sé que puede sonar simplista pero en realidad es un ejercicio complicado, aún así creo vale la pena. ↩