Practicadera


Recientemente he descubierto que padecemos del mal de la practicadera, queremos que todo nos salga de acuerdo a lo planeado, no queremos hacer nada hasta que seamos unos maestros en lo que estemos haciendo, menos que alguien nos vea con algo menos que destreza extraordinaria en cualquier tarea.

Cuando nunca hemos hecho algo nos sentimos vulnerables, y claro como los simios de sabana si algo tenemos es una cruel habilidad para hacer burla de cualquiera con el fin de establecer nuestra superioridad, el simio de sabana que está en la posición vulnerable va a estar lleno de pánico, la sangre le va a subir a la cara, cuando se de cuenta que está rojo como un tomate va a desencadenar reacciones en  que lo pueden llevar hasta a paralizarlo… a quién no le ha pasado? y quién no está de acuerdo que es horrible?

Por eso es que practicamos y practicamos y practicamos, para intentar superar el miedo, nos escondemos hasta que hemos construido un poco de confianza y poder salir al mundo a enseñarle nuestros logros, queremos siempre enseñar perfección.

Y claro la práctica hace al maestro y hace cosas maravillosas en cada uno, nos hace crecer, descubrir cosas nuevas, inventar etc, etc etc… el problema es cuando la práctica hace todo lo contrario, cuando no nos deja disfrutar ser inexpertos e inocentes… cuando no nos deja disfrutar la primera vez que…cuando no nos deja dar un discurso para 50 000 porque no hemos dado uno para 100…

Y yo era de las que no entendía  la fascinación con que la gente cuenta las historias de las primeras veces… la primera vez que tuvieron una entrevista, dieron un discurso, se pararon en un escenario, hicieron el amor, salieron del país… etc etc etc y en mi cabeza controladora siempre me decía que es la gran cosa de esas historias? las primeras veces son terribles, uno está todo nervioso, no puede hablar, no puede respirar, le duele la panza … (agregue la reacción terrible de su preferencia cuando está nervioso aquí), en cambio una vez que uno pasa la primera vez va ganando confianza y no se preocupa tanto y que sé yo la quinceaba vez que cruza el puente colgante tal vez disfrute la belleza del río en vez de pensar que se va a morir.

Particularmente pensaba que era injusto para todas las veces siguientes, todo el alboroto se lo llevaban las primeras veces con todas las cosas terribles que traen con ellas y a veces no somos capaces de disfrutar todo lo bueno que tiene las segundas, terceras… milésimas veces… pero bueno es toda otra historia…

Hasta que un día me preguntaron que si al uno dejar este mundo, pudiera ver alguna escena de su vida, que le gustaría ver? casi sin pensarlo escogería ver mis primeros besos, las primeras veces que algún mae me besó, de solo acordarme de esas ocasiones, el conglomerado de sentimientos que es, para liberarse en un beso… como diría una compa “WOW” no tengo palabras para describirlo…

Y así es como me di cuenta como igual que un primer beso es algo que no se puede practicar y uno no puede saber si va a salir bien o si le va a besar los dientes al otro… hay muchas cosas en la vida que son así… y esas experiencias aunque aterradoras son maravillosas… no importa cuántas veces ensaya el discurso, no importa si se lo dice a sus papás antes, si lo va a dar en su escuela primaria o en las naciones unidas, no importa si le olvida la mitad y lo echaron o si lo dijo perfecto y no tuvo reacción alguna sobre los presentes… hay que vivir lo que la vida nos pone en frente y disfrutarlo, disfrutar el miedo, el sudor, los ticks inesperados, la adrenalina corriendo por las venas, las risas estúpidas y nerviosas, la ganas de ir al baño, las ganas de llorar… puede que no los vuelva a sentir más nunca

0 comments